Las instalaciones estuvieron colmadas de público, que también disfrutó de una variada y colorida cartelera.
La penúltima jornada de la 45° Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, el sábado 18 de julio, cerró a pura fiesta de la mano del notable músico Jorge Rojas, quien trajo a escena un exquisito espectáculo que emocionó y motivó al público que colmó las instalaciones del salón principal del Predio Ferial Catamarca.
Con muchas expectativas generadas en la previa y que motivaron que las entradas se agotaran un par de días antes, la jornada más esperada llegó y Rojas no defraudó, conquistando una vez más a su público en una noche donde la fiesta más importante de los catamarqueños fue transmitida en directo a todo el país a través de la Televisión Pública Nacional, en un hecho que se registra por cuarto año consecutivo.
El gran momento de la noche se hacía esperar y nadie se movía de su lugar. Promediando la una y media de la madrugada, el turco Ale Ayame saltó al escenario y con su tradicional humor comenzó a preparar la fiesta. Tal fue así que al terminar su actuación, el humorista fue ovacionado y reconocido por la gran cantidad de espectadores que habían llegado al festival.
Hasta ese instante, nadie se había movido de su lugar. Las luces se apagaron y Jorge Rojas salió ante la algarabía del público catamarqueño. El artista inició su show con La Vida y Para Cantar He Nacido, haciendo levantar a todo el salón. Durante su repertorio incluyó canciones de su autoría, como así también nuevas interpretaciones.
“Siempre es un orgullo poder volver a esta fiesta tan importante, que tanto significado tiene para los catamarqueños, que es muy relevante entre los festivales del país”, dijo el cantautor tras una impecable puesta en escena junto a sus hermanos Lucio y Alfredo Rojas y otros virtuosos músicos y bailarines, donde regaló la mayoría de los temas de su CD “Los Rojas” y sus clásicos, con pura esencia folclórica. Final con notable ovación.
Más propuestas
El público también demostró su cariño y aceptación por la propuesta del armonicista Fabricio Rodríguez, cuya presencia se ha vuelto casi permanente en cada edición del festival. Esta vez, hasta se animó a caminar entre la gente al ritmo de su armónica.
Similar situación se generó con el regreso al escenario mayor de los riojanos de Sacheros, que no tardaron en ganarse el aplauso de los presentes a fuerza de su clásica oferta festivalera. La formación riojana invitó al escenario al músico local Freddy Romero, con quien cantaron Zamba Para Olvidarte.
Entre los catamarqueños que subieron a escena se destacaron Juan Ignacio Molina –que presentó parte de su trabajo discográfico Solo-; y el conjunto Los Viajeros, encabezado por Raúl Acevedo, que demostró su permanente crecimiento artístico.
El Chango Santiagueño trajo su clásico repertorio con canciones de su autoría, lo que le permitió cosechar buenos aplausos. El Vendaval, Tomás Álvarez, Fernando Guilla, la coplera puneña Leonarda Torres, y Brisas del Chamamé también aportaron lo suyo en una jornada especial. Lo mismo sucedió con la Compañía de Arte Nativo, la delegación de La Paz, la pareja de tango conformada por Diego Leiva y Verónica Galván, y Mauricio Cabrera y el rejunte catamarqueño.
Quedó en claro que la décima luna fue especial por la emoción y la fiesta que se vivió, como también porque el festival comenzó a despedirse de a poco, restando una última noche con calor festivalero en pleno invierno catamarqueño.
