martes, 12 de abril de 2011

Jorge Rojas brindó un gran espectáculo en San Juan

El "chango" es un showman. Y encima, tiene talento. Canta muy bien, tiene un show bien armado, baila, seduce, charla, bromea. Maneja los climas y al público.Y los seis años que lleva de solista le han dado una madurez que se nota.

Tal vez sea por todo eso (y vaya a saber qué otros misterios) que Jorge Rojas se ha convertido en "el nuevo rey del folclore", un rótulo al que le saca el cuerpo (prefiere decir "estamos pasando un momento artístico muy importante"), y que -si de muestra vale un botón- quedó bien claro ayer en Vallecito. Estrella del cierre de la Cabalgata de Fe a la Difunta Correa, a la 1.20 de la madrugada del domingo y luego del buen paso de los artistas locales, subió a escena.

Bastó que asomara la nariz para que se desatara la ovación de las miles de personas que habían abarrotado el predio y la zona aledaña (había 10 mil sillas y una tribuna para 1.500 personas -según los organizadores- y otro tanto de pie; sin contar los que habían hecho el "picnic" afuera).


Las mujeres llevaban la delantera y a mandíbula batiente le profesaban su amor. Pero los señores no se quedaban atrás con el entusiasmo. En medio de los flashes, fuegos artificiales y carteles en alto; Rojas y su compañía arremetieron con una chacarera, Para cantar he nacido. A partir de ese momento, el artista de 39 años, salteño por adopción, metió al público en un tren que recorrió plácidos valles y escarpadas montañas, en un viaje donde no faltó el romance y ni la alegría.

"Muy buenas noches San Juan, ¿cómo están?", gritó luego de la primera seguidilla, atajando otro ventarrón de aclamaciones y piropos. "Es un placer estar aquí. Hemos vivido un recuerdo que va a ser para toda la vida. Créanme que estoy muy feliz", insistió en referencia a la cabalgata, y antes de dar paso al bloque más lento y cachondo de la noche, que incluyó una copla junto a su hermano Lucio y que apaciguó (no demasiado) a las féminas. Pero otra rotunda chacarera, De esas que te hacen llorar, sacudió el dulce ensueño de las damas, que luego sucumbieron ante un malambo que Rojas y sus compañeros zapatearon con brío. "¡Otra, Otra!", gritaba afiebrada la platea. "¿Otra qué? ¿Otra cabalgata? Miren que me queda resto para otra...


Eso para todos los gauchos que decían que no iba a llegar", bromeó Rojas, a esa altura tan entregado como sus fans, a quienes complació moviendo "la colita" y contando anécdotas del trayecto a caballo. "Sanjuaninas hermosas, las queremos ver bailar", tiró entonces y con "la fiesta", empezó la recta final, a ritmo de huaynos, carnavalitos y sayas. "No se va, Jorge no se va", coreaba la multitud. Y llegó la primera yapa: dos lentos de épocas nocheras, No saber de ti y Canción del adiós, casi una estocada. Presentación de músicos (con solos y efectos de agua en la batería), más "¡Hasta siempre San Juan!" y más pedidos de bises.


"¿Quieren más todavía? Sanjuaninas caprichosas... Y les vamos a dar un poco más... tenemos resto aunque algunos no lo crean", jugueteó cuando el reloj ya pasaba las 3 de la mañana. A pura algarabía -y a modo de homenaje- sonó su versión de Mire qué lindo es mi país paisano (del fallecido Argentino Luna), la última yapa de una velada pletórica, que dejó a los caballeros contentos y a las chicas cantando bajito su propia versión de Lágrimas negras: "Tu me quieres dejar, yo no quiero sufrir, contigo me voy mi negro aunque me cueste morir".


Fuente: Diario de Cuyo