El público reprobó la decisión de no darle el bis al ex Nocheros, generando un gran revuelo en la segunda noche de Villa María.
JORGE ROJAS. "Nunca me pasó que no me dejaran hacer un bis", dijo luego.
Foto: La Voz del Interior.
No sólo los espectadores que colmaron el Anfiteatro de Villa María en la segunda noche del Festival de Peñas se quedaron con ganas de más. También el artista quiso más, pero no lo dejaron. Jorge Rojas actuó poco más de una hora y le imprimió un clima de éxtasis a una multitud que se había manifestado como su público, que estaba allí por él.
Con su premisa de no guardarse nada, apenas comenzado el recital entregó Uno mismo, de su reciente factura, y levantó a la gente con La Vida. La noche se recibía de festival, mientras Rojas compactaba en un mismo bloque de chacareras aguerridas y baladas románticas. Marca Borrada inició el tramo en el que los tres hermanos Rojas salieron en familia a ponerle el hombro a la noche. O el pie, digamos, a fuerza de zapateos.
Milagro de amor llegaría para que las manos se elevaran hacia el techo en aprobación reiterada, cuando promediaba la hora de actuación del nacido en Neuquén. Hacia el final, el telón se cerró para dar lugar la ovación mayor. Es allí cuando se produce esa conversación de expectativas entre el músico que hace que se va, y el público que lo despide pero espera ansioso a que vuelva
Una más, querían una más. Los conductores del festival, Sergio Zuliani y Geo Monteagudo, poco pudieron hacer para calmar los gritos y reclamos de plateas y populares. Optaron por retirarse a esperar que la resignación hiciera su trabajo. Rojas ya no volvería a subir.
En la sala de prensa, el artista no dudo en señalar este episodio cuando le preguntaron sobre la nueva organización del festival. “Nunca me pasó que no me dejaran hacer un bis. Entiendo que es algo que disponen quienes arman el espectáculo, pero un tema más hubieran sido tres minutos y le dábamos lo que la gente pedía”, opinó.
La organización del festival dejó de estar a cargo de Musicalísimo pasar a manos de Alfiz Producciones el año pasado. Con un Anfiteatro que no se concluyó como estaba previsto, muchos detalles aparecen con signos de improvisación o de ajustes todavía por venir. Hasta el propio anfitrión, Miguel Angel Borsatto, hizo referencia en la apertura a las críticas recibidas y las cosas por mejorar. Incluso se animó a traslucir que “el eje de la fiesta máxima de la ciudad pasa por las peñas” del entorno al Anfiteatro.
Fue la gente de La Barra la que vino a borrar el sabor amargo de la demanda no cumplida y cumplió con un show generoso en temas y una producción que no mezquinó vestuario y bailarines. Aquella misma gente que al comienzo de la noche evocara el folklore más tradicional en la voz de César Isella, en la madrugada entregaba su cuerpo al ritmo cordobés.
Quien no se quedó en la platea a escuchar La Barra fue el gobernador José Manuel De la Sota, quien siguió esa parte del show desde la zona de quinchos, donde cenó junto al intendente Eduardo Accastello. A la mención que hicieron los conductores sobre su presencia, el estadio devolvió un silbido casi unánime.
El cierre quedaba en manos de Valeria Lynch, quien durante la tarde recibió el homenaje de la Municipalidad de Villa María. La cantante, que supo oficiar con honores el rol de conductora del festival, fue incluida en la galería de distinciones que recibieron el Chaqueño Palavecino, La Mona Jiménez, Estela Raval y Mercedes Sosa.
Para la tercera noche, la la deeste domingo, la programación incluye a Soledad, Los Nocheros, Abel Pintos, Américo, Los Modernos y elección de la Reina Nacional de Peñas.
FUENTE: http://vos.lavoz.com.ar