lunes, 21 de octubre de 2013

Jorge Rojas rindió un tributo a las madres rosarinas

Cerca de tres mil personas colmaron en dos noches el Teatro El Círculo. Fin de semana inolvidable para Jorge Rojas y sus fans

Jorge Rojas pasó este fin de semana por Rosario. (Luz Núñez Soto)

Pedro Robledo

El antecedente más inmediato de la presencia de Jorge Rojas en Rosario era un show en Metropolitano. En esa oportunidad, le había costado lograr la convocatoria deseada. Por eso, estos dos conciertos en El Círculo
significaban una especie de revancha al respecto, un modo de testear su popularidad en nuestra ciudad. Con un eficaz trabajo de sponsoreo, logró producir él mismo estas presentaciones, ajustando todos los altos costos que implican movilizar a un staff de treinta personas.

En el plano artístico, anunció estas actuaciones como un homenaje a las madres, con obsequios incluidos que se sortearon y entregaron en el escenario.

Con los temas de "Uno mismo" y un repaso por toda su carrera, incluida su etapa nochera, mantuvo encendidos a sus fieles seguidores en dos extensísimos shows que le demandaron casi tres horas y media en escena.

A su propio plantel técnico, incorporó la tarea de empresas rosarinas: Deligio y Marti, responsables de la puesta
de luces y sonido respectivamente. Utilizó el mismo servicio que la noche anterior aportó al brillo de Vicentico 
en la misma sala. Ambos notables desempeños, ratificaron el por qué son requeridos por los grandes festivales del país (Cosquín, Cafayate, entre otros).

Luego del vértigo de la primera parte, el show y su garganta descansan con el lucimiento de sus hermanos Lucio y Alfredo y también de sus músicos y bailarines. Alfredo ofreció una muy buena versión de "Zamba para decir adiós".

En un tramo rescataron algo del proyecto "Los Rojas", placa registrada hace tres años y que tendrá su segunda en  breve. El bloque se instaló en el Chaco Salteño, con imágenes incluidas de ese lugar en el que transcurrió su infancia.

El coqueteo con las "rojeras", fue permanente. A los carteles con mensajes de afecto y algo más del público femenino, Alfredo respondió con coplas improvisadas. Lucio, también copleando, demostró que sus condiciones como cantor son un sostén fundamental para la propuesta.

Jorge, hasta donde le daba la visión, leyó todos los carteles de plateas y palcos. Se detuvo especialmente en uno que lo sigue desde sus tiempos en Nocheros. "Me acuerdo de ese cartel, hace doce años que me sigue, de cuando estaba en aquel grupo", reconoció.

El romance con su gente incluyó un "feliz cumpleaños" para una fan, un niño zapateador y, lo más esperado, los regalos. Cuando estuvo en Colombia, en un show de la cantautora María Isabel Saavedra, conoció a Anabella Arbeláez y Andrea Botero, dos bellísimas cantantes colombianas.. Fueron las encargadas, como invitadas especiales, de abrir el segmento dedicado a las madres.

Rojas devolvió gentilezas: ellas lo invitaron a cantar en aquella ocasión. "Mete miedo la grandota", comentó cuando Anabella cantó "Te quedé grande", un vals peruano que interpela y minimiza la figura masculina.

Había pasado la medianoche, ya había clima de día de la madre y regaló "Como pájaros en el aire", la obra de Peteco Carabajal, ineludible si se buscan líricas con esta temática.

El final de la rutina que reunió 29 canciones, combinó la propuesta de bailar con el recuerdo de algunas obras románticas como "No saber de ti", cantado a tres voces con las invitadas colombianas.

Siempre preocupado en ofrecer un espectáculo de calidad, Jorge Rojas reforzó su imagen de cantor que logra conectarse con la gente que lo sigue y que, con un proyecto de gestión independiente, se mantiene como un artista de altísima convocatoria y en constante crecimiento.