sábado, 10 de enero de 2015

Jorge Rojas antes de presentarse en Jesús María: "Siempre hay que buscar cosas nuevas"

Jorge Rojas mostrará en Jesús María la propuesta folklórica más tradicional junto a sus hermanos, Lucio y Alfredo. Por qué eligieron ponerse las tradicionales pilchas gauchas.



Por Daniel Santos
Los Rojas no es un juego para mostrar todas las facetas de Jorge Rojas, ese artista múltiple que apareció con Los Nocheros, que deslumbró luego como solista, que es capaz de lucirse en un show sinfónico o en un espectáculo íntimo, que puede bucear en las raíces de la tierra y de la música y alternar entre romances melódicos o chacareras truncas. Los Rojas es Jorge Rojas más sus hermanos, Lucio y Alfredo, que han materializado una propuesta bien tradicional que mostrarán en algunos festivales del verano. El disco se llama A mi pueblo, y el show recorrerá ese repertorio.

Jorge disfruta de estas dos facetas que parecen tan marcadas pero que tienen un hilo común, en la música y en las tradiciones. Hoy actúa en Jesús María con sus hermanos, vestidos de gala con las mejores pilchas gauchas, y el lunes hará su primera presentación 2015 en el Teatro Luxor de Villa Carlos Paz, donde vuelve a una sucesión de actuaciones para esta temporada.


Jorge (42) lo toma con naturalidad: con Lucio (37) y Alfredo (35) no sólo han compartido una infancia común en el chaco salteño, que los marcó en eso de las mismas tradiciones, la misma música, los mismos valores. Ellos están juntos en los escenarios hace ocho años, y ahora llegó el momento de concretar algo conjunto.

Además de referirse a su ausencia en Cosquín (ver aparte), y proponer la independencia de la organización de cualquier poder político, Jorge Rojas habla de estos dos proyectos que lleva adelante. “En algunos festivales vamos a aprovechar el entorno para mostrar el disco nuevo... con indumentaria de gaucho”, dice. Los Nocheros, en la etapa previa a su ingreso, también vestían del modo tradicional, pero Jorge no lo vivió. “En Salta, el que empezaba a cantar o a tocar la guitarra, siempre usaba el atuendo típico, el traje de gaucho. Los Chalcha, Los Fronterizos, Los Cantores del Alba. Ha medida que pasó el tiempo, apareció otra idea. En el 93, cuando Los Nocheros dejaron los trajes, entre los que andábamos cantando ésa era la punta de lanza: quien en su vida cotidiana no estaba vestido de gaucho no tenía por qué subir así al escenario. Había otros que lo usaban en su vida cotidiana. Así fue nuestra relación con el traje de gaucho.

–¿Por qué usarlo ahora?
–Sentimos que hay que mostrarlo, además de lo que mostramos en las líneas melódicas: hemos grabado el disco tratando de conservar los sonidos autóctonos, y creímos mejor llevarlo al escenario con el atuendo típico. En el caso de los trajes de gauchos es el de gala, el de noche. ¿Viste que hay diferentes indumentarias? Elegimos la de gala, para reflejar conceptualmente todo.

–¿Es sólo para los festi­vales?
–Para algunos, donde está más involucrado el disco nuevo. Nos hemos preparado especialmente para Jesús María, el primer festival donde vamos a mostrar a Los Rojas con A mi pueblo.

–Ustedes están juntos hace rato, pero nunca lo hicieron como Los Rojas
–Alfredo tiene un estilo y un color de voz parecidos a los míos, y como dúo funcionamos bien. En cambio Lucio tiene un registro más amplio, voz más fuerte y aguda. Con el tiempo empecé a acomodar las voces para que en algunos temas suene el trío. Llevamos ocho años cantando juntos, y han empezado no sólo a aparecer canciones que podrían colorear las tres voces sino también composiciones propias, de Lucio, Alfredo, o mías. Esas canciones se unen en el sentimiento por el lugar, más que nada: el lugar donde crecimos, el chacho salteño, nos ha marcado mucho. Recién nos damos cuenta de cuánto nos ha marcado el lugar, el paisaje, todo lo que hemos vivido, desde lo musical. Y logramos a través de las canciones reflejar ese sentimiento por nuestras cosas, que tienen que ver con la poesía paisajista, costumbrista, con recalcar los valores, la familia, el lugar, las tradiciones. Todo eso lo podés encontrar en las letras de Los Rojas. Cuando pensamos en el disco de Los Rojas quisimos depositar en esa producción en trío toda la parte de raíz folklórica: conceptualmente también, al mantener los sonidos del bombo legüero, del bandoneón, del violín, de las terceras voces en trío, de los bordoneos. Las propuestas se han ido abriendo cada vez más.

–Hay como dos partes bien diferenciadas
–Se nota hoy, por un lado, el trabajo con Lucio y Alfredo, que es absolutamente distinto al mío. En el trabajo solista me doy más libertad para poder trabajar en los arreglos, las fusiones, con música latinoamericana. Lo hago más en mi disco solista y no con Los Rojas. Se empezó a abrir este abanico de ritmos y de música que presentamos cada vez en el escenario. Igual, discográficamente están separadas las producciones, pero esas dos expresiones se potencian en el escenario: por un lado vas a encontrar canciones con mucha fusión, con distintos arreglos y alteraciones que no se ven mucho en la música folklórica; por el otro, las estructuras tradicionales y las formas musicales del folklore.

–Ahora el cambio es como más notable
–Esto es algo que iba pasando, pero al sumarle la indumentaria es donde más se nota. Lo que voy a presentar en el Luxor es la proyección desde la misma raíz folklórica, pero de otro modo. A partir de ése lugar es desde donde se pueden desplegar las alas para investigar la música latinoamericana, y lo emparentados que están los ritmos, desde el sur de nuestro país hasta centroamérica. Las dos propuestas que estamos mostrando en el escenario corren juntas.

–¿Esas búsquedas son ­como un juego o una obsesión?
–Uno siempre empieza a buscar cosas nuevas. Eso es lo lindo de esta carrera o trabajo: no termina nunca. Con una nueva canción pueden aparecer cosas, algo rítmicamente diferente, una canción que vaya a cruzar otro tipo de fronteras, puede ser del idioma, de las costumbres, de la música. ¡Hay tantas cosas que una canción tiene la capacidad de romper! Y uno está pensando en eso, en la inquietud de hacer cosas que te saquen de la rutina diaria. Es como todo trabajo, donde uno empieza a buscarle una vuelta de rosca. A veces es lo que más nos cuesta a los artistas, encontrar la vuelta para que lo tuyo se vaya renovando, que tenga un aire nuevo. A veces escuchás que cuestionan que se hace lo mismo, y a veces que un consagrado hace todo nuevo. Empiezan esas controversias, las idas y vueltas. Cuando uno canta la posibilidad mayor de renovarte es en el repertorio. La columna vertebral del cantor es su repertorio, y que algunas canciones vayan quedando es positivo. Cuando siento que el espectáculo se renueva es porque algunos temas van siendo importantes y quedan.

–Grabaste “La llave”, de Abel Pintos, y juntos hicieron “Por si volvieras”. Siempre se habla del número 1, el número 2, el número 3... ¿Cómo se vive eso?
–A veces lo que pasa por afuera es mayor que internamente. Esto empezó hace tanto... nosotros cantábamos con Los Nocheros y al tiempito aparecía Soledad, el Huracán de Arequito. Ahí se empezó a trabajar la información a través de la taquilla. Así lo he ido viviendo desde chango, con 22 años escuchaba esas cosas, pero con 42, y tras haber visto crecer a tantos artistas, nacer a Soledad, Los Tekis, Los Alonsitos, al Chaqueño, Abel y a tantos, hoy me alegra que salga un artista nuevo. Es quien puede renovar la cartelera, los festivales, los públicos, la boletería, las puestas... como cuando llegamos con Los Nocheros: había festivales que se volvían a hacer, que volvían a crecer. Obviamente es una cuestión de momentos: todos los consagrados tuvieron ese primer lugar. A mí me preocupa cuando pasa un tiempo largo y no aparecen artistas nuevos.

–Te ha tocado compartir con todos
–He tenido la posibilidad de conocer y compartir con los grandes, Los Chalchaleros, la Negra Sosa, Juan Carlos Saravia, Peteco, Abel o el Chaqueño, que es mi pariente. He dejado muy atrás todo aquello de prestarle atención a quién está y quién no está primero. Todos tenemos que tratar de hacer lo que corresponde. La música es sinónimo de compartir.

–Los festivales tienen eso
–Claro. Es donde aparecen artistas de distintos géneros, con distintas expresiones y convocan a un público para compartir. Con Abel llegamos a componer juntos y yo me hice carne de una canción suya, desde la primera vez que la escuché y me la quedé cantando. Cuando uno escribe, las canciones ya no son de uno, son del que las siente, que se siente identificado.

Para ver
Jorge Rojas se presentará hoy en la tercera velada del 50º festival de Jesús María. El lunes realizará la primera de sus actuaciones en el Teatro Luxor de Carlos Paz.