lunes, 25 de marzo de 2013

Rojas y Palavecino, corazón solidario

Cómo van a faltar al llamado del ídolo de toda la vida. Si más de mil veces han recorrido cientos (¡¡¡o miles!!!) de kilómetros para simplemente escuchar sus canciones, para estremecerse ante esa letra de amor, o para aunque sea rozarlo cuando a la bajada del colectivo, rumbo al escenario.


Esta vez era diferente. El ídolo; los ídolos, mejor dicho; abrazaron una causa y les pidieron que vayan a verlos, para destinar la recaudación a gente que la está pasando feo. Gente muy sufrida a la que, en enero pasado, el río Pilcomayo les llevó las humildísimas casitas, allá lejos, en el Chaco Salteño.

Entonces, cómo no asistir anoche al Orfeo, para ayudar, colaborar, aportar… y, de paso, disfrutar de una noche que las acompañará toda la vida. El Chaqueño Palavecino y Jorge Rojas, los más afortunados vecinos de la zona inundada, se juntaron para ayudar, y lo hicieron con lo que mejor les sale: armaron un fiestón que hizo temblar al coloso de Rodríguez del Busto.

Unas 4.500 fanáticas cantaron anoche el presente. La Fundación Sí puso lo suyo, y también adhirieron Cadena 3 y Día a Día. Por su parte, los cantores dejaron todo en escena.

Huracán Rojas. Cinco o seis canciones le bastaron a Jorge Rojas para sintonizar a propias (sus fanáticas) y extrañas (las del Chaqueño) con una noche única. El pequeño set de apertura sin la compañía de sus hermanos Lucio y Alfredo cerró con Sólo mía (también incluyó Uno mismo, otro temazo). Cuando saludó, Rojas se mostró profundamente agradecido. “Lo fundamental es que ustedes estén apoyando esta causa, como siempre, al lado de los cantores”, dijo, y no se privó de destacar que ayer se conmemoró en el país el Día de la Memoria. De paso, volvió a decir que no estaba peleado con Palavecino, pero celebró “el encuentro de la familia”, sellado el viernes por la noche con un asado muy bien regado.

No bien se hizo a un lado Jorge, saltó al escenario Lucio para tres temas más. Y tras él, Alfredo tuvo su sección, que aprovechó para estrenar una chacarera llamada Voy a seguir adelante. También dijo unas palabras: “Muchas gracias a todos. Seguramente entre todos le vamos a aliviar el dolor a la gente de La Merced, que ha perdido sus casitas. Para eso estamos”.

Para el final de la parte exclusivamente rojística, los tres hermanos se reunieron a pura copla, con al Orfeo de pie. Largo, bien largo el set, con zambas, chacareras y el clásico cuadro en el que los hermanos se le animan al zapateo.

Chaqueñazo. El hecho de que Rojas haya consumido dos horas de show dio una idea de lo larga que iba a ser la noche. No hubo manera de que Jorge se retirara sin un bis, así que tuvo que regresar para cantar Milagro de amor, la canción “para Dios”, como la definió. Para bien pasadas las 23.30, El Chaqueño se adueñó del escenario y su gente pasó a protagonizar la noche mientras las rojeras se replegaban respetuosamente.

La estridencia de Palavecino tomó la posta. Apenas pudo, El Chaqueño largó su "gracias": "Nos une el Chaco, este peazo de tierra tan olvidado. En los últimos tiempos se están haciendo cosas entre todos, las autoridades, los cantores. Nacimos en ese rincón y siempre volvemos. Siempre nos acompañan ustedes y nos ayudan. Muchísimas gracias por colaborar con las entradas". Otro aplauso y vannnn...

Una hora larga para El Chaqueño y cierre con todos sus clásicos, entre ellos su éxito más rutilante: Amor salvaje. Toda la expectativa para el cierre.

El final. Para el cierre, los dos tenían reservado lo mejor. Entraron los Rojas para sumarse a la banda del Chaqueño (que incluía tres violines deliciosos y un bandoneón tan estridente como preciso).

Primero, uno tras otro, clasicazos del Chaqueño: La Solís Pizarro, La sin corazón, Culpable, Vuelve Paloma y La de Rojitas.
Luego, una tanda de Los Rojas: Chacarera del olvido, La Yapa.

Parecía que la despedida llegaba con Juan de la calle, pero no. Quedaba todavía más. Justo cuando superaban las cuatro horas de show sonó Luna vallista, y allí fue cuando anunciaron la chacarera de la despedida; La cuenta.

Pero tampoco. El final de verdad llegó con "mitades de chacareras", como las definió Palavecino. Entre otras, pasaron La quebradeña, Hermano Kakuy, Amargura, Chacarera de un triste y Para mi vuelta.