martes, 26 de marzo de 2013

Un encuentro musical para cambiar la realidad

Jorge Rojas y el Chaqueño Palavecino tocan hoy, en el Orfeo de Córdoba, para crear conciencia sobre el Chaco Salteño

En la madrugada del 22 de enero, el río Pilcomayo se desbordó como nunca antes lo había hecho, inundando parte de la región del Chaco Salteño, una de las zonas más olvidadas y excluidas de nuestro país, ubicada en el límite con Bolivia y Paraguay. Quedaron bajo el agua las comunidades de La Merced Nueva, La Estrella, La Gracia y muchos otros parajes a lo largo de la costa del río. El agua cortó la ruta nacional 54 en varias partes dejando incomunicadas por semanas a las poblaciones de Santa Victoria Este, Las Vertientes, Misión La Paz, La Estrella, La Gracia, La Bajada, Marca Borrada, San Luis, El Tigre y La Merced Vieja.

Jorge Rojas y el Chaqueño Palavecino pertenecen a esa región postergada del mapa argentino. Utilizando su imagen pública, los dos artistas decidieron unirse en un proyecto musical y social, para hacer pública la situación de ese punto del país. Esta noche, los dos artistas estarán en el Orfeo de Córdoba, para realizar un concierto único, a beneficio de todas esas comunidades. "Ésta fue una de las crecidas más grande de la historia, con cerca de 5000 personas aisladas, así que este encuentro tiene que ver con buscar soluciones a corto y mediano plazo para esa zona. La unión hace la fuerza, por eso decidimos juntarnos", advierte Rojas.

El encuentro no es casual. El Chaqueño y Rojas, conocen bien la región. Allí están sus orígenes, su historia y sus familiares. "Toda mi familia es de Marca Borrada, el paraje donde nació mi abuela y mi papá, a diez kilómetros del municipio de Santa Victoria Oeste. Nosotros seguimos teniendo familia allá y por eso tenemos la función de dar a conocer lo que pasa en nuestra zona. Desde el escenario se puede crear conciencia y mandar un mensaje a los que tienen en sus manos las herramientas de poder decidir", cuenta Rojas.

El concierto que los reunirá sobre el mismo escenario cordobés servirá como disparador para otros proyectos vinculados a la reconstrucción de casas y al trabajo sociocultural en esa región olvidada del Chaco Salteño, dirigidos por la Fundación Sí de Manuel Lozano. "La juntada con Oscar (Palavecino) va más allá de lo artístico. Se trata por un lado de reconstruir las casas afectadas por la inundación y que se vaya a tratar esta problemática de todos los años seriamente. Los dos venimos trabajando, cada uno en proyectos solidarios de integración. Oscar a través de los encuentros musicales del Trichaco y nosotros con el Festival Cultura Nativa, que vamos a realizar el 24 y 25 de mayo en La Merced. Pero con el trabajo de Manuel Lozano buscamos hacer algo más de fondo."

Los dos eventos, donde la música tiene un rol importante, buscan posicionar a la región dentro del mapa de la provincia, y también dentro de las agendas políticas. "Es una manera de mostrar lo que pasa en la región donde todo es difícil: la comunicación, el transporte, el camino, la falta de agua potable, y donde la realidad es muy compleja", sigue Rojas.

-¿Cambió mucho la realidad, desde que te fuiste de la zona?

-Esta realidad no es tan diferente a lo que vivíamos antes. Recuerdo que mi viejo quería que termine la escuela y para eso me tuvo que llevar hasta Tartagal a un albergue estudiantil. De allí salimos cuatro aborígenes y tres criollos. Algunos se volvieron al pago y otros salieron adelante. Yo pude terminar el colegio secundario en Salta, pero la mayoría se quedó en la zona, donde lo único que encontró era un hacha para trabajar en el monte. Eso sigue siendo así.

-¿Vos podrías haber terminado de la misma manera?

-Claro. Tuve la suerte que de changuito ya cantaba y me mezclaba con los músicos. Recuerdo que me fabrique una guitarrita para sacar melodías. Después mi viejo le pidió al Chaqueño que me eligiera mi primera guitarra. Cuando me fui a Salta ya empecé a tocar más, me acerqué a la peñas y ahí arrancó todo. Pero muchos de los chicos que salen de la primaria tienen que salir a trabajar y no hay posibilidad de que descubran su verdadera vocación. Terminan siendo hombres del monte. Nosotros queremos que eso cambie..

Por Gabriel Plaza | LA NACION